Las tareas de cuidados son una de las fuentes de mayor deterioro en la salud de las mujeres
Tres cuartas partes del trabajo de cuidados no remunerados recaen sobre las mujeres, según Oxfam Intermón
Mujer enfermera exhausta durante la jornada de trabajo. Fuente: Cedric Fauntleroy
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), el concepto de salud no es más que “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Como muestra, para sentir salud plena no basta con tener un equilibrio en los aspectos biológicos. Con el paso del tiempo se ha visto que circunstancias como la cultura, la religión, el lugar de nacimiento o la situación socioeconómica también interfieren. Al igual que lo hace el género de la persona porque, por ejemplo, el hecho de que las mujeres -por los roles de género establecidos- se dediquen a tareas de cuidados hace que tengan “más posibilidades” de que su salud se deteriore. Así lo asegura el estudio ‘Los cuidados y la salud de las mujeres’ que el Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) ha elaborado.
Este mismo informe apunta que en España “tres de cada cuatro personas” cuidadoras son mujeres y se encargan en mayor medida de las tareas relacionadas con el desarrollo de la vida diaria: ayudar a comer, vestirse o asearse. Esto tiene “consecuencias directas” en su estado de salud y se habla de que sienten más dolor, malestar, enfermedades crónicas o problemas de salud mental porque cuentan con menos tiempo para el “ejercicio físico, descansar o cuidar su alimentación”.
Algo que se agrava todavía más cuando la persona a la que se cuida sufre un proceso vírico. La cercanía durante horas para hacer compañía, suministrar medicamentos o la comida hace que, en el caso de las madres, muchas terminen por decir: “es que mi hijo ha estado con unas décimas de fiebre estos días y he caído yo también” o similares. Una investigación de Oxfam Intermón habla del concepto “coste de oportunidad” porque muchas mujeres pierden la oportunidad de desarrollarse en otros ámbitos, como puede ser el laboral al tener que dejar de trabajar o coger la baja por un tiempo.
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Todo este trabajo y exposición de la salud no está ni mucho menos “remunerado” y tampoco, a lo largo de la historia, se ha “equiparado” al que se realiza en una fábrica u oficina. A pesar de que el valor económico de estos cuidados realizados mayormente en el hogar podría “triplicar” a lo que consigue la industria tecnológica “en el mundo”, según publica un análisis de la organización Oxfam Intermón. Este mismo, estima que a nivel mundial, el trabajo doméstico supondría un valor de 10,8 billones de dólares al año. También se conocen cifras en España, pues la socióloga Marta Domínguez ha emitido una publicación que anota que en este país los cuidados que carecen de salario aportarían cerca del 40% al PIB al superar los 425.000 millones de euros.
La llegada de la pandemia producida por el covid-19 ha servido, de acuerdo a distintos profesionales de la salud, para poner sobre la mesa el “modelo de sociedad”. Con el cierre de las escuelas muchas mujeres se preguntaban “¿quién va a cuidar de mis hijos si tengo que seguir trabajando?”, mientras que otras con trabajo en el sector sanitario pensaban y vivían con el miedo de “contagiar a aquellas personas que cuidan fuera del hospital”.
En España, el Instituto Nacional de Estadística (INE) cuantificaba que en 2019 había aproximadamente 316.094 profesionales de enfermería colegiados de los que un 84,2% son mujeres -266.020 del total-. Unos datos que demuestran que de nuevo fueron las mujeres las que más pusieron su salud en juego y que hace que haya que analizar las crisis sanitarias en clave de género.
Con esta idea surge la investigación de Clare Wenham, Julia Smith y Rosemary Morgan titulada ‘Covid-19: los impactos del brote en el género’. Las tres científicas coinciden en que existe una “vulnerabilidad diferencial a la infección entre hombres y mujeres” y que no es solo por razones biológicas, sino que está asociada a los roles y mandatos asociados al género. Por este motivo, apelan a los gobiernos a que cuenten con mujeres en los grupos que elaboran los protocolos de acción para situaciones de emergencia sanitarias porque posibilitará “el desarrollo de políticas de intervención equitativas e igualitarias”.
Más allá de la afectación de la salud por las tareas de cuidados, las mujeres también se enfrentan a la muerte materna. La OMS valora que al día mueren 830 mujeres en el mundo, aproximadamente 2 por minuto, por causas relacionadas con el embarazo o el proceso de parto. Además, añade que el 99% de los casos ocurren en países en vías de desarrollo.
Reducir estas cifras de mortalidad materna es uno de los motivos por los que se comenzó a celebrar cada 28 de mayo el Día Internacional de la Salud por las Mujeres. Una fecha que hoy en día busca reafirmar que la salud es un derecho humano fundamental al que las mujeres deben tener acceso sin restricciones ni encuentren desigualdad. Por el momento, es un hecho que no se ha conseguido y por el que hay que seguir luchando mientras se reivindica un aborto seguro y libre en todo el mundo o servicios de salud sexual y reproductiva integrales y gratuitos.
Links de referencia:
Investigación publicada en The Lancet titulada ‘Covid-19: los impactos del brote en el género’ por Clare Wenham, Julia Smith y Rosemary Morgan https://web.archive.org/web/20230406031009/https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(20)30526-2/fulltext
Informe Los cuidados y la salud de las mujeres por el Instituto Andaluz de la Mujer https://www.juntadeandalucia.es/institutodelamujer/files/ACCIONPORLASALUD/CUADERNOS%20SALUD%20N%C2%BA%203_Cuidados.pdf